En 1969 yo trabajaba en el diario El Sol de Cusco y tenía también programas informativos y de entretenimiento en radio La Hora. El mundo vivía atemorizado por la guerra fría entre la Unión Soviética y los EEUU. El gobierno de Juan Velasco Alvarado no tenía mucha simpatía por los EEUU y yo andaba mortificado por la hostilización de los chicos de los servicios de inteligencia y del Sinamos por mi posición periodística independiente, no comprometida con la revolución.
En el frente externo, se había desatado una competencia por la conquista del espacio. Y, en este escenario, los norteamericanos sorprenden con un anuncio: El lanzamiento del cohete Saturno V, impulsor de la nave Apolo 11 que llevaría a la tripulación del Comandante Neil Armstrong a la Luna
El anuncio lo recibimos en el diario el Sol a través del viejo teletipo de la Cadena de diarios Asociados a la que pertenecía el diario en el que yo trabajaba.
En la sala de redacción teníamos un radio que, a veces funcionaba y otras veces no, porque los tubos ya estaban agotados, y un viejo televisor en blanco y negro que nos servía más para distraernos que para informarnos, porque las transmisiones en el Canal local, donde también yo trabajaba como locutor, tenían un retraso de una semana ya que toda la programación se enviaba en cintas. Todavía no había transmisión en directo por microondas.
La misión espacial Apolo 11 despegó el 16 de julio de 1969, cuatro días después logró aterrizar sobre la superficie lunar. Neil Armstrong, comandante de la misión fue la primera persona en la superficie del satélite natural de la Tierra. El acontecimiento se transmitió a todo el planeta.
En la Voz de América escuché la narración en vivo de este gran acontecimiento y llamé a radio La Hora para informar por teléfono lo que había escuchado: “El primer ser humano ha puesto un pie sobre la superficie lunar”, mientras Ambstrong efectivamente pisaba con uno de sus pies la superficie lunar. Y seguí narrando…
“Según las transmisiones que escucho por la VOA ya se vio la salida de Armstrong de la nave Apolo 11. Todavía está descendiendo y se dice que lo hace por una escalerilla, y que se ve claramente su pie izquierdo. Y baja saltando como un canguro»
Seguía pegado a la radio con una oreja y la otra la tenía al teléfono mientras seguía la emocionante transmisión de la Voz de América.
«Es increíble, señoras y señores. No puedo creerlo», ¡Amstrong ya tiene los pies sobre la luna!…Y seguí comentando caminando de un lado a otro por la sala de redacción del diario El Sol de Cusco.
Mientras escuchaba la radio y lo retransmitía por teléfono a radio La Hora, me emocioné inmensamente.
Al día siguiente, cuando llegaron las primeras cintas a la televisión local recién se pudieron ver las imágenes en blanco y negro. También aparecieron las imágenes, casi a la semana, en los noticieros que se pasaban en los cines antes de la proyección de las películas.
Al ver estas imágenes recién muchos creyeron que el alunizaje era verdad, porque algunos dudaban, diciendo que había sido una mera escenificación en uno de los desiertos de los EEUU con la intención de engañar a los rusos.
Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr., conocido como «Buzz», y Michael Collins tuvieron un regreso triunfal y cayeron, tal como estaba programado, en las aguas del océano Pacífico el 24 de julio. Los meses siguientes fueron de gloria. La tripulación dio recepciones, desfiles y entrevistas alrededor del mundo. Y yo, con el paso de los años, sigo peguntándome. ¿Será cierto lo que dicen? ¿Nos engañaron? ¿Por qué en medio siglo no se volvió a repetir este alunizaje. Les cuento que sigo en la luna.